En la riada del 14 de octubre de 1957 en Valencia, mis padres vivían en un bajo en el popular Barrio del Carmen y lo perdieron todo. A consecuencia de aquella catástrofe muchas familias perdieron su hogar. Exactamente igual que en la reciente riada del 29 de octubre de 2024. Lo triste de todo esto es que después de 67 años la catástrofe vuelva multiplicada en sus efectos, con más de dos centenares de fallecidos en varios pueblos al sur y oeste de Valencia, como si no hubiéramos aprendido nada.
A los pocos días de la reciente riada (o mejor, riada y barrancada, por estar afectados el río Magro y el barranco del Poio/Poyo y otros) del pasado 29/10/2024 a consecuencia de la DANA o gota fría (un evento meteorológico que en ocasiones produce lluvias extremas) surgía la polémica de su impredecibilidad, quizá más motivada por la no asunción de responsabilidades políticas de prevención y alerta a la población.
Ahora bien, ¿en realidad era la riada-barrancada del pasado 29/10/2024 un evento muy poco probable?
Riadas
Según escribe el geólogo Enrique Ortega Gironés en Riadas, gotas frías y DANAs: breve recorrido por la desmemoria y los despropósitos climáticos “De 1321 a 2024, se contabilizan 27 riadas, cuatro riadas por siglo, su alcance ha quedado registrado en placas o azulejos fijadas con una marca horizontal señala el nivel que alcanzaron las aguas (..) En la gráfica de la izquierda la línea roja representa evolución de la temperatura desde el año 1200 hasta la actualidad y los círculos azules señalan las 27 riadas (..) La figura de la de la derecha es ampliación desde el inicio de la época industrial hasta la actualidad, mostrando las grandes riadas de los años 1944, 1957 y 1982”.
Cisnes Negros
Sobre eventos poco probables y sus consecuencias escribí hace un tiempo un artículo El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb a raíz de la publicación del libro del matemático y financiero Nassim Nicholas Taleb (“The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable”, 2007) cuya traducción al español sería: “El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable”.
¿Qué es un Cisne Negro según Nicholas Taleb? El profesor Taleb lo define como un hecho fortuito que satisface estas tres propiedades: gran repercusión, probabilidades imposibles de calcular y efecto sorpresa. En primer lugar, su incidencia produce un efecto desproporcionadamente grande. En segundo lugar, tiene una pequeña probabilidad pero imposible de calcular en base a la información disponible antes de ser percibido el hecho. En tercer lugar, una propiedad nociva del Cisne Negro es su efecto sorpresa: en un momento dado de la observación no hay ningún elemento convincente que indique que el evento vaya a ser más probable. Desde luego, estas propiedades no son ajenas a las crisis financieras que vivió el autor cuando se ganaba la vida como operador bursátil. En el mencionado artículo se desarrolla más el concepto así como su interesante origen histórico.
En el Cisne Negro entra en juego el daño colateral que provoca el paradigma cognitivo de la distribución normal o de Gauss (por el nombre del matemático alemán Carl Friedrich Gauss): necesitamos datos para descubrir la distribución de probabilidad. ¿Cómo sabemos si contamos con los suficientes? Por la distribución de probabilidad. Si es gaussiana, bastarán unos pocos. ¿Cómo se sabe que es gaussiana? Por los datos. Por eso necesitamos que los datos nos digan qué distribución de la probabilidad debemos asumir, y que una distribución de la probabilidad nos diga cuántos datos necesitamos. Esta circularidad causa graves problemas en la regresión, más acuciantes cuando se aplica sin discriminación la distribución gaussiana a todo lo que se mueve.
Para ejemplificar este problema se muestro un gráfico del cambio en promedio diario del índice Dow Jones Industrial desde 1928 a 2016 (a la izquierda pérdidas y a la derecha ganancias en porcentaje de ocurrencia donde se observan varios cisnes negros fuera de rango de una distribución normal (más de tres desviaciones típicas) y más allá (más de cinco desviaciones típicas). Ver Anexo sobre El Riesgo de Cola Gruesa.
Resumiendo pues, un evento de Cisne Negro tiene las siguientes características:
• Es Impredecible desde el punto de vista estadístico clásico (más de 3 desviaciones típicas según curvas de probabilidad gaussiana) y por tanto inesperado: No había ninguna probabilidad significativa de que sucediera y por tanto sorprende a todo el mundo.
• Tiene efectos considerables: La magnitud de sus efectos ya sean positivos o negativos tienen una gran repercusión, sea en los mercados o en la vida del planeta.
• Después de que suceda tiende a explicarse mediante una serie de razonamientos lógicos que “racionalizan” el evento, de manera que parezca evidente el hecho de que se haya producido (predictibilidad retrospectiva).
Cargados con estas armas conceptuales, vemos que la teoría del Cisne Negro encaja mal como paradigma explicativo en la riada-barrancada provocada por la DANA del pasado 29/10/2024 en la provincia de Valencia de acuerdo con los datos históricos sobre riadas proporcionadas por el geólogo Ortega Gironés (promedio de cuatro riadas extremas cada 100 años), riadas que en opinión de otros autores el calentamiento global que obviamente también afecta al mar Mediterráneo, puede provocar que sean más extremas en caso de DANA.
En otras palabras, no podemos excusarnos en que esta riada sea un suceso fortuito o muy raro que sorprenda a todo el mundo. Además, si ha ocurrido puede volver a ocurrir y tal vez con mayor intensidad, por tanto debemos estar alerta.
Rinocerontes Grises
Veamos otra metáfora que puede aproximarse más a lo sucedido.
La idea del Rinoceronte Gris fue acuñada por la autora Michele Wucker en su obra (“The Gray Rhino: How to Recognize and Act on the Obvious Dangers We Ignore”, 2016) cuya traducción al español sería: “El rinoceronte gris: cómo reconocer y actuar ante los peligros evidentes que ignoramos”. El Rinoceronte Gris hace referencia a sucesos evidentes, que se pueden ver e intuir que pueden ocurrir en cualquier momento, pero sistemáticamente son ignorados, quizá porque nadie se atreva a enfrentarse a la realidad de su impacto. En palabras de la autora: “Una amenaza altamente probable y de alto impacto: algo que deberíamos ver venir”. Wucker cree que el problema es sistémico: el mundo político y financiero recompensa el pensamiento a corto plazo, y es difícil para las instituciones cambiar rápidamente de rumbo cuando es necesario. Con tantos ejemplos recientes de fallos en la respuesta a amenazas obvias, deberíamos tener una mejor idea de por qué las pasamos por alto, pero los sesgos cognitivos lo dificultan. Wucker explora la negación que nos impide ver las amenazas, el pánico que ocurre cuando no tomamos decisiones a tiempo y las formas de implementar soluciones y tomar medidas reparadoras “después de ser golpeados por el rinoceronte”.
Se trata de una metáfora y concepto diferente pero complementario al del cisne negro. Esta idea fue presentada por la autora y analista política Michele Wucker en el Foro de Davos de 2013. Wucker destaca que muchas veces hay señales claras que anticipan un problema serio, pero las ignoramos. El Rinoceronte Gris son riesgos con alta probabilidad de existencia y generan un gran impacto, pero que solemos silenciarlos. Las crisis muchas veces son advertidas; sin embargo, no necesariamente se toman las decisiones en tiempo y forma que requieren. Algunos ejemplos típicos son los cambios tecnológicos o los desastres ambientales; a pesar de que se los reconoce, no se gestionan con anticipación. Y, cuando se los empieza a admitir, el daño que generan es irreversible, ya es demasiado tarde: vemos el rinoceronte a lo lejos pero no actuamos, quizá pensando que no vendrá a por nosotros y pasará de largo.
Diferencias: Cisne Negro vs. Rinoceronte Gris
En la propia definición de ambos conceptos se puede verificar su diferencia, mientras el Cisne Negro se enmarca en lo inesperado o con muy baja probabilidad de ocurrencia el Rinoceronte Gris muestra la inminencia del suceso y su conocimiento previo.
En palabras de Michele Wucker: “Muchos políticos y economistas, como Alan Greenspan, dijeron: Nadie podía verlo venir (la crisis de 2008). El Cisne Negro no se creó para eso, sino para que estimuláramos nuestra imaginación y fuéramos conscientes de las consecuencias que pueden tener algunos eventos inesperados. Quiero que la gente piense en el Rinoceronte Gris como algo para el futuro. Sabemos a qué problemas podemos enfrentarnos. No conocemos todos los detalles, pero sí algunas cosas.”.
En resumen, la diferencia es que en un situación de Rinoceronte Gris sabemos que va a suceder pero no hacemos nada. Por el contrario, un evento de Cisne Negro es inesperado y nadie lo ve venir, aunque sí imaginar sus consecuencias.
Por otro lado tanto para el Cisne Negro como el Rinoceronte Gris el impacto de la ocurrencia del evento es muy fuerte, suponiendo un cambio importante, un verdadero shock para miles de personas, quizá países incluso. La diferencia de ambos conceptos a parte de su “visualización” inicial se sitúa en la responsabilidad pues en sucesos poco probables es complicado que alguien lidere actuaciones so pena de verse catalogado como visionario o un iluminado, sin embargo eludir la adopción de medidas ante un Rinoceronte Gris no es justificable.
Ahora bien, nos advierte Wucker: En un entorno democrático a veces sucede que tomar decisiones rápidas ante un problema acuciante se convierte en una discusión sobre niveles de competencias y una compleja maraña de reuniones y comités donde lo que más importa es el relato político, el manejo de los tópicos habituales y echar la culpa al adversario (como estamos viendo en la gestión del relato de la Dana del pasado 29/10/2024).
Gestión de Riesgos
Así, pues, desde el análisis de riesgos se podría considerar:
• Para el caso del Cisne Negro nuestras opciones son limitadas pues el hecho de representar eventos “raros” conllevan a que ni siquiera se consideren en el análisis de riesgos. En este punto lo conveniente es aumentar la sensibilidad de los sistemas de emergencia para detectarlos con anticipación y minimizar los impactos negativos: esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor.
• Por otra parte, el Rinoceronte Gris conlleva un análisis de riesgos con probabilidades de ocurrencia más elevadas y con una valoración de su impacto importante por lo cual implicarían, en la mayor parte de los casos y dependiendo de la organización de las emergencias definir la delimitación de actuaciones para gestionar los posibles escenarios, sus riesgos e impactos, todo ello considerando además la necesidad de alertas tempranas y velocidad en la toma de decisiones.
Siguiendo a la especialista en gestión de crisis Dra. Jo Robertson en su obra “Cómo gestionar una crisis: una guía de supervivencia para líderes de alto nivel”
• Necesitamos reconfigurar la forma en que realizamos nuestras evaluaciones de riesgos.
• Necesitamos implementar mejores detectores de señales y capacitarlos para que reciban la advertencia adecuada en los oídos correctos.
Gestión de Riesgos: Evaluación
Una evaluación de riesgo convencional busca categorizar los riesgos por probabilidad que ocurrirán en comparación con el impacto de ese evento, luego trazar dónde cae el riesgo en un mapa de calor que podría parecerse a la figura que se muestra a continuación, con diversos matices.
A menudo, debido a la necesidad de reducir el gasto en mitigación, buscamos refinar cuán serios son los riesgos con una mayor categorización para poder identificar mejor el más grave de los riesgos en nuestro mapa de calor, introduciendo matemáticas en la ecuación para que los peores riesgos estén claramente en el rojo. Por ejemplo, un riesgo de baja probabilidad-bajo impacto podría obtener una “puntuación” de evaluación de riesgo de 1. Un riesgo de probabilidad media-impacto medio podría obtener una puntuación de riesgo de 3 y un riesgo de alta probabilidad-alto impacto podría puntuarse a 5, como se muestra a continuación.
Las puntuaciones asignadas anteriormente se encuentran entre las más sencillas. Algunos multiplican la probabilidad por el impacto para obtener una puntuación de riesgo que diferencia aún más los mayores riesgos de los riesgos más moderados. Por ejemplo, en la siguiente escala, una calificación de 25 (para una probabilidad casi segura con una consecuencia grave) claramente superaría la necesidad de mitigar una probabilidad poco probable o incluso rara, incluso si todavía tiene una consecuencia grave porque su puntaje de riesgo es solo 5-10. Nada con lo que molestarse este año, considerando todo, como se muestra en la figura.
A menudo habrá más matices y más recuadros, pero el resultado final suele ser el mismo. Los riesgos que caen en el recuadro superior derecho o recuadros donde residen casi ciertos riesgos extremadamente impactantes son aquellos a los que se dirige la corrección. Aquellos que caen en las casillas de abajo a la izquierda, donde se encuentran los riesgos más raros e insignificantes, simplemente se aceptan porque es poco probable que ocurran. Incluso si lo hicieran, la consecuencia no sería grande, por lo que no es necesario gastar un presupuesto precioso. La mitigación de los riesgos en las otras casillas se encuentra en algún punto intermedio, pero normalmente terminan diferidos a otro año o al menos hasta que los riesgos en el cuadrante superior derecho hayan sido controlados.
Pues bien, la clave según la Dra. Robertson está en hacer visibles los rinocerones grises: Los rinocerontes grises acechan en el cuadrante inferior derecho (alto impacto y baja probabilidad). Serían eventos de grandes consecuencias si ocurrieran, pero parecería poco probable o incluso raro que ocurriera un evento de este tipo este año. Para “sacar a los rinocerontes grises de la hierba alta para que podamos verlos mejor”, debemos dejar de adivinar la probabilidad de que el evento suceda este año. De hecho, ¿por qué calificamos el eje x (probabilidad) en pie de igualdad con el eje y (impacto)? Si disminuimos la importancia del eje de probabilidad y aumentar la importancia del eje de impacto, nuestros rinocerontes grises se convierten en rinocerontes rojos, claramente en necesidad de mitigación, como se muestra a continuación.
Gestión de Riesgos: Detectores de Señales
El segundo componente de por qué no vemos rinocerontes grises es porque es posible que necesitemos instalar mejores detectores de señales y capacitarlos para que reciban las advertencias adecuadas en los oídos correctos: identificar una crisis en aumento antes de que se convierta en una crisis es el último acto de gestión de crisis. Pero la mayoría de las organizaciones no tienen idea de cómo hacer esto.
Gran parte de la incapacidad para identificar un problema en escalada antes de que alcance un nivel de crisis es que la mayoría de las organizaciones abordan la identificación de la crisis con una mentalidad reactiva: Los umbrales para convocar al equipo de crisis de la organización a menudo se centran en la ocurrencia de un cierto nivel de daño (esto mismo es lo que sucedió en la convocatoria del CECOPI -Centro de Coordinación Operativo Integrado- de la Comunidad Valenciana en la tarde del 29/10/2024, cuando las señales de advertencia se conocían desde primera hora de ese día y el daño ya era evidente río y barrancos arriba).
Cuanto más grande sea la organización, más difícil puede ser identificar una circunstancia que se está intensificando (mientras aún se está intensificando en lugar de después de haberla intensificado) e informarla al nivel correcto donde el liderazgo pueda responder rápidamente. Después del hecho, a menudo es bastante fácil reconocer que hubo señales que presagiarían que algo se estaba descarrilando, pero esas señales no llegaron a las personas adecuadas que podrían haber hecho algo al respecto.
Como concluye la Dra. Robertson: En lugar de seguir perpetuando una falsa sensación de seguridad basada en evaluaciones de riesgo que realmente no son más que conjeturas esperanzadoras y pensamientos ilusorios, debemos enfocar a nuestros líderes en verdades incómodas.
Y termina sentenciando: No importa la probabilidad, el impacto es lo que importa.
Conclusiones
Si bien en términos de consecuencias el resultado de ambos eventos Cisne Negro y Rinoceronte Gris es el mismo (sucesos de elevado impacto) la diferencia en términos de gestión es diferente: así como en los Cisnes Negros poco podemos prever aunque sí podemos prepararnos para minimizar sus consecuencias, en los Rinocerontes Grises sí podemos actuar en su prevención y por supuesto en gestionar su impacto con anticipación, porque sabemos con seguridad que ocurrirá.
Por todo ello la primera prioridad es gestionar los riesgos, monitorizarlos en tiempo real y tomar las decisiones rápidas en cuanto las señales alcancen cierto umbral.
Tal vez el quid de la cuestión de lo que pudo fallar en las consecuencias más dramáticas de la Dana del pasado 29/10/2024, la pérdida irreparable de más de doscientas personas, además del daño psicológico y de bienes materiales en miles de hogares, fue no tanto una falta de señales (véase por ejemplo la diferente reacción del alcalde de Utiel de cancelar las clases en los colegios e institutos o la del rector de la Universidad de Valencia haciendo lo mismo ante los avisos y alertas de la AEMET) sino la falta de responsabilidad por inacción y falta de agilidad en toda la cadena de mando de la toma de decisiones a nivel de las autoridades que tenían la competencia para decidir y actuar en consecuencia a las señales.
Una de las enseñanzas de esta pasada riada-barrancada sea poner en cuestión el modelo de toma de decisiones en caso de emergencia (reuniones en el mismo día de la catástrofe), pues lo que sirve para decidir un evento futuro para el que hay tiempo para debatir, no puede ser el mismo modelo para decidir los pasos a dar en una emergencia.
Quizá por ello se debería diseñar sistemas y protocolos que ayudaran a despersonalizar y despolitizar la toma de decisiones en casos de emergencia, tal vez automatizando al máximo ciertas decisiones como alertar a la población y/o siguiendo el principio de subsidiariedad, que la toma de decisiones de alerta a la población pase por los responsables más próximos a la monitorización de las señales sin necesidad de que se esté a la espera de que decidan los líderes políticos, pues, como dice la Dra. Jo Robertson: “En la mayoría de los casos, los líderes políticos no son los mejores detectores de señales”.
Probablemente una alerta lanzada a la población valenciana en la mañana o al mediodía del 29/10/2024 no habría evitado los daños materiales (para los cuales se requiere una actuación de previsión a largo plazo como restringir la construcción en zonas inundables o la realización de obras hidrológicas de mitigación) pero sí habría contribuido eficazmente a salvar muchas vidas.
En definitiva, como dice un proverbio medieval inglés: “Espera lo mejor, prepárate para lo peor... y acepta lo que venga”.
Anexo: El Riesgo de Cola Gruesa
El riesgo de cola gruesa, según el profesor Nicholas Taleb, se refiere a la probabilidad de eventos extremos o raros que tienen un impacto significativo en los resultados, pero que son difíciles de predecir utilizando modelos estadísticos convencionales que utilizan la distribución normal o de Gauss. Taleb utiliza el término “cola gruesa” para describir la parte de la distribución de probabilidad que representa estos eventos poco comunes, que se encuentran en los extremos de la curva de Gauss, cinco o más desviaciones típicas o también llamados “eventos 5-Sigma”, como se muestran en la distribuciones de Cauchy-Lorentz (por ejemplo en hidrología, se utiliza la distribución de Cauchy-Lorentz para analizar variables aleatorias como valores máximos de la precipitación y la descarga de ríos, además para describir épocas de sequía, mucho más apropiada que la distribución normal o de Gauss).
Distribución curva de Gauss (azul) vs. Cauchy-Lorentz (rojo) En su obra “El cisne negro”, Nicholas Taleb argumenta que muchas de las crisis y eventos importantes en la historia no pueden ser anticipados a través de análisis tradicionales, ya que estos tienden a centrarse en eventos más comunes y no consideran adecuadamente la posibilidad de eventos extremos. El riesgo de cola gruesa destaca la importancia de estar preparado para lo inesperado y de reconocer que los modelos basados en datos históricos pueden subestimar la probabilidad de estos eventos raros, lo que puede llevar a consecuencias desastrosas.
En resumen, el riesgo de cola gruesa se refiere a la vulnerabilidad ante eventos extremos que, aunque poco probables, pueden tener un impacto desproporcionado en sistemas financieros, económicos y sociales.
Taleb termina con un refrán que da que pensar: “Si quieres entrar en pánico, entra en pánico ahora (cuando no es caro y aún hay tiempo)”
Para saber más:
Riadas, gotas frías y DANAs: breve recorrido por la desmemoria y los despropósitos climáticos
El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb
La mujer que enseñó a Xi Jinping a torear un rinoceronte gris: "Ven diferente los riesgos"
¿Cómo ver rinocerontes grises?
Probability and Risk in the Real World
Statistical Consequences of Fat Tails
Distribución de Cola Gruesa
Against Value-at-Risk: Nassim Taleb Replies to Philippe Jorion
What Does Normal Stock Market Volatility Look Like?
Caos y Fractales en los Mercados
A los pocos días de la reciente riada (o mejor, riada y barrancada, por estar afectados el río Magro y el barranco del Poio/Poyo y otros) del pasado 29/10/2024 a consecuencia de la DANA o gota fría (un evento meteorológico que en ocasiones produce lluvias extremas) surgía la polémica de su impredecibilidad, quizá más motivada por la no asunción de responsabilidades políticas de prevención y alerta a la población.
Ahora bien, ¿en realidad era la riada-barrancada del pasado 29/10/2024 un evento muy poco probable?
Riadas
Según escribe el geólogo Enrique Ortega Gironés en Riadas, gotas frías y DANAs: breve recorrido por la desmemoria y los despropósitos climáticos “De 1321 a 2024, se contabilizan 27 riadas, cuatro riadas por siglo, su alcance ha quedado registrado en placas o azulejos fijadas con una marca horizontal señala el nivel que alcanzaron las aguas (..) En la gráfica de la izquierda la línea roja representa evolución de la temperatura desde el año 1200 hasta la actualidad y los círculos azules señalan las 27 riadas (..) La figura de la de la derecha es ampliación desde el inicio de la época industrial hasta la actualidad, mostrando las grandes riadas de los años 1944, 1957 y 1982”.
Cisnes Negros
Sobre eventos poco probables y sus consecuencias escribí hace un tiempo un artículo El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb a raíz de la publicación del libro del matemático y financiero Nassim Nicholas Taleb (“The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable”, 2007) cuya traducción al español sería: “El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable”.
¿Qué es un Cisne Negro según Nicholas Taleb? El profesor Taleb lo define como un hecho fortuito que satisface estas tres propiedades: gran repercusión, probabilidades imposibles de calcular y efecto sorpresa. En primer lugar, su incidencia produce un efecto desproporcionadamente grande. En segundo lugar, tiene una pequeña probabilidad pero imposible de calcular en base a la información disponible antes de ser percibido el hecho. En tercer lugar, una propiedad nociva del Cisne Negro es su efecto sorpresa: en un momento dado de la observación no hay ningún elemento convincente que indique que el evento vaya a ser más probable. Desde luego, estas propiedades no son ajenas a las crisis financieras que vivió el autor cuando se ganaba la vida como operador bursátil. En el mencionado artículo se desarrolla más el concepto así como su interesante origen histórico.
En el Cisne Negro entra en juego el daño colateral que provoca el paradigma cognitivo de la distribución normal o de Gauss (por el nombre del matemático alemán Carl Friedrich Gauss): necesitamos datos para descubrir la distribución de probabilidad. ¿Cómo sabemos si contamos con los suficientes? Por la distribución de probabilidad. Si es gaussiana, bastarán unos pocos. ¿Cómo se sabe que es gaussiana? Por los datos. Por eso necesitamos que los datos nos digan qué distribución de la probabilidad debemos asumir, y que una distribución de la probabilidad nos diga cuántos datos necesitamos. Esta circularidad causa graves problemas en la regresión, más acuciantes cuando se aplica sin discriminación la distribución gaussiana a todo lo que se mueve.
Para ejemplificar este problema se muestro un gráfico del cambio en promedio diario del índice Dow Jones Industrial desde 1928 a 2016 (a la izquierda pérdidas y a la derecha ganancias en porcentaje de ocurrencia donde se observan varios cisnes negros fuera de rango de una distribución normal (más de tres desviaciones típicas) y más allá (más de cinco desviaciones típicas). Ver Anexo sobre El Riesgo de Cola Gruesa.
Resumiendo pues, un evento de Cisne Negro tiene las siguientes características:
• Es Impredecible desde el punto de vista estadístico clásico (más de 3 desviaciones típicas según curvas de probabilidad gaussiana) y por tanto inesperado: No había ninguna probabilidad significativa de que sucediera y por tanto sorprende a todo el mundo.
• Tiene efectos considerables: La magnitud de sus efectos ya sean positivos o negativos tienen una gran repercusión, sea en los mercados o en la vida del planeta.
• Después de que suceda tiende a explicarse mediante una serie de razonamientos lógicos que “racionalizan” el evento, de manera que parezca evidente el hecho de que se haya producido (predictibilidad retrospectiva).
Cargados con estas armas conceptuales, vemos que la teoría del Cisne Negro encaja mal como paradigma explicativo en la riada-barrancada provocada por la DANA del pasado 29/10/2024 en la provincia de Valencia de acuerdo con los datos históricos sobre riadas proporcionadas por el geólogo Ortega Gironés (promedio de cuatro riadas extremas cada 100 años), riadas que en opinión de otros autores el calentamiento global que obviamente también afecta al mar Mediterráneo, puede provocar que sean más extremas en caso de DANA.
En otras palabras, no podemos excusarnos en que esta riada sea un suceso fortuito o muy raro que sorprenda a todo el mundo. Además, si ha ocurrido puede volver a ocurrir y tal vez con mayor intensidad, por tanto debemos estar alerta.
Rinocerontes Grises
Veamos otra metáfora que puede aproximarse más a lo sucedido.
La idea del Rinoceronte Gris fue acuñada por la autora Michele Wucker en su obra (“The Gray Rhino: How to Recognize and Act on the Obvious Dangers We Ignore”, 2016) cuya traducción al español sería: “El rinoceronte gris: cómo reconocer y actuar ante los peligros evidentes que ignoramos”. El Rinoceronte Gris hace referencia a sucesos evidentes, que se pueden ver e intuir que pueden ocurrir en cualquier momento, pero sistemáticamente son ignorados, quizá porque nadie se atreva a enfrentarse a la realidad de su impacto. En palabras de la autora: “Una amenaza altamente probable y de alto impacto: algo que deberíamos ver venir”. Wucker cree que el problema es sistémico: el mundo político y financiero recompensa el pensamiento a corto plazo, y es difícil para las instituciones cambiar rápidamente de rumbo cuando es necesario. Con tantos ejemplos recientes de fallos en la respuesta a amenazas obvias, deberíamos tener una mejor idea de por qué las pasamos por alto, pero los sesgos cognitivos lo dificultan. Wucker explora la negación que nos impide ver las amenazas, el pánico que ocurre cuando no tomamos decisiones a tiempo y las formas de implementar soluciones y tomar medidas reparadoras “después de ser golpeados por el rinoceronte”.
Se trata de una metáfora y concepto diferente pero complementario al del cisne negro. Esta idea fue presentada por la autora y analista política Michele Wucker en el Foro de Davos de 2013. Wucker destaca que muchas veces hay señales claras que anticipan un problema serio, pero las ignoramos. El Rinoceronte Gris son riesgos con alta probabilidad de existencia y generan un gran impacto, pero que solemos silenciarlos. Las crisis muchas veces son advertidas; sin embargo, no necesariamente se toman las decisiones en tiempo y forma que requieren. Algunos ejemplos típicos son los cambios tecnológicos o los desastres ambientales; a pesar de que se los reconoce, no se gestionan con anticipación. Y, cuando se los empieza a admitir, el daño que generan es irreversible, ya es demasiado tarde: vemos el rinoceronte a lo lejos pero no actuamos, quizá pensando que no vendrá a por nosotros y pasará de largo.
Diferencias: Cisne Negro vs. Rinoceronte Gris
En la propia definición de ambos conceptos se puede verificar su diferencia, mientras el Cisne Negro se enmarca en lo inesperado o con muy baja probabilidad de ocurrencia el Rinoceronte Gris muestra la inminencia del suceso y su conocimiento previo.
En palabras de Michele Wucker: “Muchos políticos y economistas, como Alan Greenspan, dijeron: Nadie podía verlo venir (la crisis de 2008). El Cisne Negro no se creó para eso, sino para que estimuláramos nuestra imaginación y fuéramos conscientes de las consecuencias que pueden tener algunos eventos inesperados. Quiero que la gente piense en el Rinoceronte Gris como algo para el futuro. Sabemos a qué problemas podemos enfrentarnos. No conocemos todos los detalles, pero sí algunas cosas.”.
En resumen, la diferencia es que en un situación de Rinoceronte Gris sabemos que va a suceder pero no hacemos nada. Por el contrario, un evento de Cisne Negro es inesperado y nadie lo ve venir, aunque sí imaginar sus consecuencias.
Por otro lado tanto para el Cisne Negro como el Rinoceronte Gris el impacto de la ocurrencia del evento es muy fuerte, suponiendo un cambio importante, un verdadero shock para miles de personas, quizá países incluso. La diferencia de ambos conceptos a parte de su “visualización” inicial se sitúa en la responsabilidad pues en sucesos poco probables es complicado que alguien lidere actuaciones so pena de verse catalogado como visionario o un iluminado, sin embargo eludir la adopción de medidas ante un Rinoceronte Gris no es justificable.
Ahora bien, nos advierte Wucker: En un entorno democrático a veces sucede que tomar decisiones rápidas ante un problema acuciante se convierte en una discusión sobre niveles de competencias y una compleja maraña de reuniones y comités donde lo que más importa es el relato político, el manejo de los tópicos habituales y echar la culpa al adversario (como estamos viendo en la gestión del relato de la Dana del pasado 29/10/2024).
Gestión de Riesgos
Así, pues, desde el análisis de riesgos se podría considerar:
• Para el caso del Cisne Negro nuestras opciones son limitadas pues el hecho de representar eventos “raros” conllevan a que ni siquiera se consideren en el análisis de riesgos. En este punto lo conveniente es aumentar la sensibilidad de los sistemas de emergencia para detectarlos con anticipación y minimizar los impactos negativos: esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor.
• Por otra parte, el Rinoceronte Gris conlleva un análisis de riesgos con probabilidades de ocurrencia más elevadas y con una valoración de su impacto importante por lo cual implicarían, en la mayor parte de los casos y dependiendo de la organización de las emergencias definir la delimitación de actuaciones para gestionar los posibles escenarios, sus riesgos e impactos, todo ello considerando además la necesidad de alertas tempranas y velocidad en la toma de decisiones.
Siguiendo a la especialista en gestión de crisis Dra. Jo Robertson en su obra “Cómo gestionar una crisis: una guía de supervivencia para líderes de alto nivel”
• Necesitamos reconfigurar la forma en que realizamos nuestras evaluaciones de riesgos.
• Necesitamos implementar mejores detectores de señales y capacitarlos para que reciban la advertencia adecuada en los oídos correctos.
Gestión de Riesgos: Evaluación
Una evaluación de riesgo convencional busca categorizar los riesgos por probabilidad que ocurrirán en comparación con el impacto de ese evento, luego trazar dónde cae el riesgo en un mapa de calor que podría parecerse a la figura que se muestra a continuación, con diversos matices.
A menudo, debido a la necesidad de reducir el gasto en mitigación, buscamos refinar cuán serios son los riesgos con una mayor categorización para poder identificar mejor el más grave de los riesgos en nuestro mapa de calor, introduciendo matemáticas en la ecuación para que los peores riesgos estén claramente en el rojo. Por ejemplo, un riesgo de baja probabilidad-bajo impacto podría obtener una “puntuación” de evaluación de riesgo de 1. Un riesgo de probabilidad media-impacto medio podría obtener una puntuación de riesgo de 3 y un riesgo de alta probabilidad-alto impacto podría puntuarse a 5, como se muestra a continuación.
Las puntuaciones asignadas anteriormente se encuentran entre las más sencillas. Algunos multiplican la probabilidad por el impacto para obtener una puntuación de riesgo que diferencia aún más los mayores riesgos de los riesgos más moderados. Por ejemplo, en la siguiente escala, una calificación de 25 (para una probabilidad casi segura con una consecuencia grave) claramente superaría la necesidad de mitigar una probabilidad poco probable o incluso rara, incluso si todavía tiene una consecuencia grave porque su puntaje de riesgo es solo 5-10. Nada con lo que molestarse este año, considerando todo, como se muestra en la figura.
A menudo habrá más matices y más recuadros, pero el resultado final suele ser el mismo. Los riesgos que caen en el recuadro superior derecho o recuadros donde residen casi ciertos riesgos extremadamente impactantes son aquellos a los que se dirige la corrección. Aquellos que caen en las casillas de abajo a la izquierda, donde se encuentran los riesgos más raros e insignificantes, simplemente se aceptan porque es poco probable que ocurran. Incluso si lo hicieran, la consecuencia no sería grande, por lo que no es necesario gastar un presupuesto precioso. La mitigación de los riesgos en las otras casillas se encuentra en algún punto intermedio, pero normalmente terminan diferidos a otro año o al menos hasta que los riesgos en el cuadrante superior derecho hayan sido controlados.
Pues bien, la clave según la Dra. Robertson está en hacer visibles los rinocerones grises: Los rinocerontes grises acechan en el cuadrante inferior derecho (alto impacto y baja probabilidad). Serían eventos de grandes consecuencias si ocurrieran, pero parecería poco probable o incluso raro que ocurriera un evento de este tipo este año. Para “sacar a los rinocerontes grises de la hierba alta para que podamos verlos mejor”, debemos dejar de adivinar la probabilidad de que el evento suceda este año. De hecho, ¿por qué calificamos el eje x (probabilidad) en pie de igualdad con el eje y (impacto)? Si disminuimos la importancia del eje de probabilidad y aumentar la importancia del eje de impacto, nuestros rinocerontes grises se convierten en rinocerontes rojos, claramente en necesidad de mitigación, como se muestra a continuación.
Gestión de Riesgos: Detectores de Señales
El segundo componente de por qué no vemos rinocerontes grises es porque es posible que necesitemos instalar mejores detectores de señales y capacitarlos para que reciban las advertencias adecuadas en los oídos correctos: identificar una crisis en aumento antes de que se convierta en una crisis es el último acto de gestión de crisis. Pero la mayoría de las organizaciones no tienen idea de cómo hacer esto.
Gran parte de la incapacidad para identificar un problema en escalada antes de que alcance un nivel de crisis es que la mayoría de las organizaciones abordan la identificación de la crisis con una mentalidad reactiva: Los umbrales para convocar al equipo de crisis de la organización a menudo se centran en la ocurrencia de un cierto nivel de daño (esto mismo es lo que sucedió en la convocatoria del CECOPI -Centro de Coordinación Operativo Integrado- de la Comunidad Valenciana en la tarde del 29/10/2024, cuando las señales de advertencia se conocían desde primera hora de ese día y el daño ya era evidente río y barrancos arriba).
Cuanto más grande sea la organización, más difícil puede ser identificar una circunstancia que se está intensificando (mientras aún se está intensificando en lugar de después de haberla intensificado) e informarla al nivel correcto donde el liderazgo pueda responder rápidamente. Después del hecho, a menudo es bastante fácil reconocer que hubo señales que presagiarían que algo se estaba descarrilando, pero esas señales no llegaron a las personas adecuadas que podrían haber hecho algo al respecto.
Como concluye la Dra. Robertson: En lugar de seguir perpetuando una falsa sensación de seguridad basada en evaluaciones de riesgo que realmente no son más que conjeturas esperanzadoras y pensamientos ilusorios, debemos enfocar a nuestros líderes en verdades incómodas.
Y termina sentenciando: No importa la probabilidad, el impacto es lo que importa.
Conclusiones
Si bien en términos de consecuencias el resultado de ambos eventos Cisne Negro y Rinoceronte Gris es el mismo (sucesos de elevado impacto) la diferencia en términos de gestión es diferente: así como en los Cisnes Negros poco podemos prever aunque sí podemos prepararnos para minimizar sus consecuencias, en los Rinocerontes Grises sí podemos actuar en su prevención y por supuesto en gestionar su impacto con anticipación, porque sabemos con seguridad que ocurrirá.
Por todo ello la primera prioridad es gestionar los riesgos, monitorizarlos en tiempo real y tomar las decisiones rápidas en cuanto las señales alcancen cierto umbral.
Tal vez el quid de la cuestión de lo que pudo fallar en las consecuencias más dramáticas de la Dana del pasado 29/10/2024, la pérdida irreparable de más de doscientas personas, además del daño psicológico y de bienes materiales en miles de hogares, fue no tanto una falta de señales (véase por ejemplo la diferente reacción del alcalde de Utiel de cancelar las clases en los colegios e institutos o la del rector de la Universidad de Valencia haciendo lo mismo ante los avisos y alertas de la AEMET) sino la falta de responsabilidad por inacción y falta de agilidad en toda la cadena de mando de la toma de decisiones a nivel de las autoridades que tenían la competencia para decidir y actuar en consecuencia a las señales.
Una de las enseñanzas de esta pasada riada-barrancada sea poner en cuestión el modelo de toma de decisiones en caso de emergencia (reuniones en el mismo día de la catástrofe), pues lo que sirve para decidir un evento futuro para el que hay tiempo para debatir, no puede ser el mismo modelo para decidir los pasos a dar en una emergencia.
Quizá por ello se debería diseñar sistemas y protocolos que ayudaran a despersonalizar y despolitizar la toma de decisiones en casos de emergencia, tal vez automatizando al máximo ciertas decisiones como alertar a la población y/o siguiendo el principio de subsidiariedad, que la toma de decisiones de alerta a la población pase por los responsables más próximos a la monitorización de las señales sin necesidad de que se esté a la espera de que decidan los líderes políticos, pues, como dice la Dra. Jo Robertson: “En la mayoría de los casos, los líderes políticos no son los mejores detectores de señales”.
Probablemente una alerta lanzada a la población valenciana en la mañana o al mediodía del 29/10/2024 no habría evitado los daños materiales (para los cuales se requiere una actuación de previsión a largo plazo como restringir la construcción en zonas inundables o la realización de obras hidrológicas de mitigación) pero sí habría contribuido eficazmente a salvar muchas vidas.
En definitiva, como dice un proverbio medieval inglés: “Espera lo mejor, prepárate para lo peor... y acepta lo que venga”.
Anexo: El Riesgo de Cola Gruesa
El riesgo de cola gruesa, según el profesor Nicholas Taleb, se refiere a la probabilidad de eventos extremos o raros que tienen un impacto significativo en los resultados, pero que son difíciles de predecir utilizando modelos estadísticos convencionales que utilizan la distribución normal o de Gauss. Taleb utiliza el término “cola gruesa” para describir la parte de la distribución de probabilidad que representa estos eventos poco comunes, que se encuentran en los extremos de la curva de Gauss, cinco o más desviaciones típicas o también llamados “eventos 5-Sigma”, como se muestran en la distribuciones de Cauchy-Lorentz (por ejemplo en hidrología, se utiliza la distribución de Cauchy-Lorentz para analizar variables aleatorias como valores máximos de la precipitación y la descarga de ríos, además para describir épocas de sequía, mucho más apropiada que la distribución normal o de Gauss).
Distribución curva de Gauss (azul) vs. Cauchy-Lorentz (rojo) En su obra “El cisne negro”, Nicholas Taleb argumenta que muchas de las crisis y eventos importantes en la historia no pueden ser anticipados a través de análisis tradicionales, ya que estos tienden a centrarse en eventos más comunes y no consideran adecuadamente la posibilidad de eventos extremos. El riesgo de cola gruesa destaca la importancia de estar preparado para lo inesperado y de reconocer que los modelos basados en datos históricos pueden subestimar la probabilidad de estos eventos raros, lo que puede llevar a consecuencias desastrosas.
En resumen, el riesgo de cola gruesa se refiere a la vulnerabilidad ante eventos extremos que, aunque poco probables, pueden tener un impacto desproporcionado en sistemas financieros, económicos y sociales.
Taleb termina con un refrán que da que pensar: “Si quieres entrar en pánico, entra en pánico ahora (cuando no es caro y aún hay tiempo)”
Para saber más:
Riadas, gotas frías y DANAs: breve recorrido por la desmemoria y los despropósitos climáticos
El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb
La mujer que enseñó a Xi Jinping a torear un rinoceronte gris: "Ven diferente los riesgos"
¿Cómo ver rinocerontes grises?
Probability and Risk in the Real World
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Distribución de Cola Gruesa
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