21 de noviembre de 2020

De Rayos, Loterías y #COVID19: carta abierta a un negacionista

Querido amigo “negacionista” y escéptico del #COVID19: La probabilidad de que te caiga un rayo (en un año) y te mate es aproximadamente de 1 en 500.000 (Datos del Centro del Control y Prevención de Enfermedades de los EE.UU., el famoso CDC) es decir, un 0,0002% (normalizado para cien mil) aunque este ratio dependerá de la cantidad de rayos que caigan en cada región y su población, lo tomaremos como un dato de referencia a efectos didácticos. A su vez, la probabilidad de que te toque el Gordo de Navidad de Navidad (en un año si compras un solo número) es de 1 en 100.000, es decir, 0,001%, lo que significa comparativamente que te toque el Gordo de Navidad es unas cinco veces más probable (0,001/0,0002) a que te mate un rayo.

Observación: Cuando comparamos probabilidades más probables (el Gordo en este caso) respecto a probabilidades menos probables (el rayo en este caso) suelen darse cocientes altos o muy altos. He optado por dejar la referencia del rayo por ser una probabilidad muy baja para mantener una cierta homogeneidad en las referencias, manteniendo a su vez la comparativa con el Gordo de Navidad para visualizar mejor el concepto de probabilidad con un evento más familiar que el rayo.

Sigamos. Si la Incidencia Acumulada a 14 días (IA14 o casos de #COVID19 por cada cien mil habitantes) en España es, redondeando, de unos 500 (datos a mediados de noviembre 2020) esto equivale en el lenguaje de la probabilidad de los rayos, de 0,5%, es decir, unas 2.500 veces más probable (0,5/0,0002) que te infectes de #COVID19 en España a que te caiga un rayo y 500 veces más probable (0,5/0,001) a que te toque el Gordo de Navidad con un décimo.

Ahora bien, si los fallecidos con #COVID19 por cien mil habitantes en España es de unos 90 (a mediados de noviembre 2020) esto equivaldría en el lenguaje de la probabilidad de los rayos, de 0,09%, es decir, unas 450 veces más probable (0,09/0,0002) que mueras de #COVID19 en España a que te caiga un rayo y 90 veces más probable (0,09/0,001) a que te toque el Gordo de Navidad con un décimo.

Hasta aquí, amigo negacionista, me dirás: “Bueno, un rayo me puede matar, pero contagiarme de #COVID19 no implica necesariamente acabar hospitalizado, ingresado en la UCI o, peor, morirme.”


Veamos. Según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE, informe del 12-11-2020, ver cuadro), aproximadamente un 5,5% de las personas contagiadas serán hospitalizadas, un 0,4% de las contagiadas necesitará ingresar en UCI y un 0,9% de los contagiados desgraciadamente fallecerá (si bien con una mayor letalidad a partir de los 70 años, que se dispara a partir de los 80 años), siendo el porcentaje de hospitalizaciones y defunciones con #COVID19 aumenta con la edad, alcanzando un 26,2% y 9,8% en mayores de 79 años, respectivamente.


Si lo comparamos con la gripe estacional (datos 2019-2020 del Instituto Carlos III) observaremos que el #COVID19 es ligeramente superior en esos porcentajes de probabilidad. Así, la gripe estacional tiene una probabilidad del 4,5% de hospitalización, un 0,3% de ingreso en UCI y un 0,6% de letalidad, con el “impacto cruzado” que supone el agregado de la gripe estacional más el #COVID19 a nivel hospitalario, si bien en términos absolutos, de número de afectados, el #COVID19 sí tiene una mayor incidencia en el contagio (alrededor de un 300% de contagiosidad superior a la gripe estacional considerando que los datos del #COVID19 no están completos y el 2020 todavía no ha terminado), lo que le hace más peligroso en términos de saturación de recursos hospitalarios aunque sus probabilidades en términos de tasas sobre casos sean similares a la de la gripe estacional (ver cuadro comparativo Gripe vs. #COVID19 de elaboración propia).


Con estos datos me podrás decir: “Vale, el #COVID19 es un virus nuevo, muy chungo a partir de los 50 y 60 años y es como una gripe pero con el triple de contagios y más del doble de afectados a efectos hospitalarios … pero soy de mediana edad, tengo menos de cincuenta años, mi sistema inmunitario es más fuerte y los que nos contagiamos de mi rango de edad somos asintomáticos. Siendo el #COVID19 una infección mortal para el 0,015% de los infectados de mi rango de edad (0,015% = 183 fallecidos desde Mayo hasta mediados de Noviembre 2020, remarcados en negro en el cuadro, frente a los 1.174.807 contagiados en el mismo periodo) esto equivale a una probabilidad condicionada de 0,0075% (0,5x0,015) de que me contagie y muera con #COVID19 (en España), es decir, en lenguaje de los rayos, a una probabilidad de 37,5 veces más probable (0,0075/0,0002) que me infecte y muera por el #COVID19 a que me caiga un rayo si tengo menos de cincuenta años, o 7,5 veces más probable (0,0075/0,001) de que me toque el Gordo de Navidad… es decir, algo casi inapreciable… además, nunca me ha caído un rayo, ni el Gordo de Navidad de Navidad me ha pasado rozando, luego podría soportar casi unas 40 veces más probabilidad de que me cayese un rayo y hasta, casi, casi, la misma probabilidad de que me tocase el Gordo… total, una chuminada, además nunca he visto un rayo de cerca y el Gordo todavía menos…”

Entonces, viene tu argumento favorito y el de los partidarios del #CoronaFake y #Plandemia: “¿tanta matraca con el confinamiento y las restricciones para algo que tiene tan solo un poco más de probabilidades de que me caiga un rayo o casi la misma de que me toque el Gordo de Navidad?”.

Aquí es donde entran en consideración otros factores que un simple cálculo probabilístico no te permite visualizar en todo su impacto sistémico… principalmente la llamada “presión hospitalaria” que es donde considero se encuentra el quid de la cuestión del #COVID19 considerando el flujo de transmisión del virus en todo el sistema sanitario en su conjunto (ver gráfico siguiente)…


Te propongo que veamos el problema desde otra perspectiva: supongamos que unos extraterrestres nos atacan con armas de rayos desde el espacio con una probabilidad semejante a la del #COVID19… pero con la “mala leche” de que el rayo láser extraterrestre que nos envían no mata enseguida como cabría esperar de un rayo, sino que sólo deja incapacitado alrededor del 5,5% de los que reciban su rayo extraterrestre y comienzan a llegar afectados a los hospitales, en un goteo escaso (entre 5 y 6 de cada 100, no olvidemos), pero incesante (todos los días, todas las semanas, todos los meses) sobre una capacidad hospitalaria que no tiene recursos infinitos, con una estancia media de unos 15 días sin UCI y unos 30 días para las UCI… y contando con una capacidad que también debe dedicarse a la gripe estacional y el resto de patologías, accidentes, etc.

¿Empiezas a ver la magnitud del problema si los extraterrestres no cesan de enviar sus rayos sobre los habitantes terrícolas? Si los rayos extraterrestres fulminasen inmediatamente a ese 5,5% de los afectados, no habría ningún problema… nos acostumbraríamos a una muerte rápida e indolora y sin impacto en el sistema sanitario. En todo caso tendríamos un problema funerario, no sanitario o ni siquiera eso porque si el rayo es como el de “La guerra de los mundos” de Steven Spielberg, nos ahorraríamos también la incineración.


No tendríamos que dedicar recursos económicos ni humanos para cuidar a los heridos… porque no los habría… pero, “ese virus de mierda” como lo calificáis los “negacionistas” y escépticos del #COVID19 tiene la jodida propiedad de ese hipotético rayo extraterrestre, de saturar, colapsar, junto con el “impacto cruzado” de la gripe estacional y otras patologías, los sistemas sanitarios… amén de crear un problema ético en los profesionales sanitarios: “¿a qué paciente voy a tener que dejar morir por falta de recursos?” y por descontado un problema de estrés, la propia vulnerabilidad por su mayor exposición al contagio y “burnout” (síndrome de estar quemado) asociado. Es decir, el #COVID19 no es un “mata-personas” en sentido estricto, pero sí indirecta y colateralmente porque afecta a la columna vertebral del sistema sanitario (los hospitales y centros de salud), implicando, junto con la gripe estacional, a todas las patologías y accidentes que requieren cuidados hospitalarios, porque bloquea y dificulta algo tan importante para las sociedades humanas como es el funcionamiento eficaz y eficiente de los sistemas sanitarios…

Tal vez un experimento mental te ayude a visualizar mejor el problema que se cierne cuando me refiero al colapso sanitario… centrémonos en el caso de los menores de 50 años que es tu caso, que en principio son los que menos letalidad tienen, de los cuales han ingresado en hospitales desde Mayo un total de 13.236 (los remarcados en rojo en el cuadro), es decir, aproximadamente un 20% del total de hospitalizaciones con #COVID19 (vaya, la famosa ley 80%-20%, curioso)… supongamos una situación extrema y que desde Mayo tuviéramos una situación de colapso sanitario y no se pudiera ingresar a las personas en los hospitales, o bien con las UCI al 100% de ocupación, algo que están próximos a alcanzar en algunas Comunidades Autónomas y/o ya han alcanzado algunos hospitales… ¿sabes qué sucedería?

No hace falta mucha imaginación: ese 5,5% que requiere hospitalización no podría ser atendido y muy probablemente muchos de ellos morirían en sus casas o residencias de mayores… volviendo a hacer números con tu rango de edad, si suponemos, en un “escenario optimista” que de esos 13.236, los 928 (remarcados en azul en el cuadro) que ingresaron en UCI fallecerían por falta de atención sanitaria, la probabilidad de fallecimiento ya no sería del 0,015% para tu rango de edad, sino del 0,079% (0,079% = 928 fallecidos hipotéticamente en este escenario desde Mayo hasta mediados de Noviembre 2020, frente a los 1.174.807 contagiados en el mismo periodo) es decir, se habría multiplicado por cinco la probabilidad de morir a causa del colapso sanitario y ya no sería 37,5 veces más probable morir por #COVID19 que te cayese un rayo, sino 197,5 veces más probable ((0,5x0,079)/0,0002)… y unas 40 veces más probable ((0,5x0,079)/0,001) a que te tocase el Gordo de Navidad de Navidad con un décimo…

Pero, si nos situamos en un “escenario pesimista” donde aproximadamente el 50% de esos 13.236 hospitalizados falleciera, esto es, redondeando, unos 6.500, la probabilidad ya no sería del 0,015% sino del 0,55% (0,55% = 6.500 fallecidos hipotéticamente en este escenario desde Mayo hasta mediados de Noviembre 2020, frente a los 1.174.807 contagiados en el mismo periodo) es decir, se habría multiplicado por 36 la probabilidad de morir a causa del colapso sanitario (y ya no sería 37,5 veces más probable morir por #COVID19 que te cayese un rayo, sino 1.375 veces más probable ((0,5x0,55)/0,0002)… y unas 275 veces más probable ((0,5x0,055)/0,001) que te tocase el Gordo de Navidad de Navidad con un sólo décimo… supongo que ahora no te parecerá una “chuminada”...

Y, a todo eso, sin entrar a considerar “el juego de suma cero” que implica que una cama o una UCI ocupada para #COVID19 es una cama o una UCI que no puede destinarse a otras patologías, dolencias y accidentes… es decir: el peor escenario para una sociedad avanzada que no puede garantizar la salud de sus ciudadanos, multiplicar por cinco (en el escenario optimista) o por 36 (en el escenario pesimista) la probabilidad de muerte en el rango de edad de las personas a las que les afecta menos la incidencia del #COVID19… y eso es precisamente lo que te niegas a ver, o no logran ver tus amigos “negacionistas” y escépticos del #COVID19, que lo veis en privado casi como “necesario para la selección natural”, que sólo afecta a las personas de edad muy avanzada, cuando la realidad es que también afecta a personas jóvenes y sanas, con el añadido que pueden convertirse en supercontagiadores por la mayor vida social de la gente joven y porque, no sé si lo sabes, el “propósito” de este virus es el mismo que el de cualquier otro: sobrevivir en el “organismo anfitrión” (nosotros) lo suficiente para multiplicarse en otros organismos anfitriones (nuestros familiares, amigos, etc.), con lo que su “éxito” lo determina su capacidad como “huésped” de adaptarse al “organismo anfitrión” para no morir con él antes de propagarse (ya sabes, un virus demasiado virulento es malo para el propio virus, pues necesita “organismos anfitriones” vivos para que pueda contagiar a otros organismos)… pero si el “organismo anfitrión” resiste, el virus también “aprende” ese nivel de resistencia regulando su propia virulencia (personas asintomáticas) y al transmitirse a otros organismos menos resistentes (personas mayores), el virus se vuelve más letal por haberse “entrenado” para un nivel inmunitario superior, es por ello que las personas de menor edad deberían ser conscientes de su mayor responsabilidad colectiva en la cadena de transmisión del virus hacia las personas más vulnerables…

Todas estas consideraciones son algo que nos debe hacer reflexionar cuando se escucha la idea de “salvar las Navidades”, pues muy probablemente si nos liberamos aunque sea unas semanas de algunas restricciones que los gobiernos están imponiendo (mascarilla, higiene de manos, distancia social, ventilación, evitar reuniones de no convivientes de más de x personas…) lo que ocurra a la vuelta de la esquina será una “tercera ola” que sature aún más la capacidad sanitaria al coincidir con la mayor incidencia hospitalaria de la gripe estacional (diciembre-marzo) como ya ocurrió con la llamada “gripe española”


Asumamos pues colectivamente que todas estas restricciones no son por la mortalidad intrínseca de ese “ese virus de mierda” o porque “nos quieren convertir en zombis” como he leído por ahí, sino por prevenir el daño sistémico que es capaz de hacer “ese virus de mierda” en la salud pública y las consecuencias directas y colaterales, que tendría el colapso del sistema sanitario, pues si no se logra frenar y reducir el primer eslabón de la cadena (el contagio), lo que viene después es una ley probabilística inexorable (las probabilidades de hospitalización, UCI y fallecimientos son las que son y no van a reducirse mientras no se extienda la vacunación a la mayoría de la población).

Resumiendo, que el quid de la cuestión no está en la mortalidad y letalidad del virus, sino en el consumo de recursos sanitarios (crecientes) que requiere y que amenaza con desatender otras muchas necesidades sanitarias y sus consecuentes muertes colaterales, aún no contabilizadas como tales, pero que indirectamente podemos intuir en las estadísticas del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo).

No espero convencerte, pero sí espero que medites esta reflexión y te pongas en el lugar de los que no podrán ser hospitalizados o ingresados en UCI a causa del probable colapso sanitario que conductas inconscientes podrían llegar a causar si estas se generalizasen… y mejor que todo esto se quede en un experimento mental y nunca lleguemos a poner a prueba los límites del sistema sanitario.


Para saber más: Coronavirus COVID-19 Global Cases by the Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University Worldometer: Coronavirus

Ministerio de Sanidad: Situación de COVID-19 en España

Centro Nacional de Epidemiología: Situación de COVID-19 en España

MODELIZACIÓN EPIDEMIOLÓGICA DEL COVID-19

OMS - Coronavirus

European Centre for Disease Control and Prevention


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