26 de julio de 2009

Cuento sistémico de verano (I): Érase una vez...

Causalidad circular en el supermercado ¿qué carrito causó este efecto?Érase una vez un círculo vicioso llamado Circuloso Másdelomismo que paseando por el “Bosque de las causalidades perdidas” casualmente encontró una nota manuscrita con un mapa que hablaba de la existencia de un lugar donde habitaban unos círculos miembros de otra clase de la que no había oído hablar antes, los círculos virtuosos que, como él eran también, según el manuscrito, descendientes de un mismo ancestro común llamado “Causalidad circular”.

A nuestro amigo Circuloso que nunca le había gustado su apellido, encontrar esa nota le supuso una llama de esperanza. Llevar a cuestas el sambenito de “vicioso” no era de su agrado. Más de una vez de niño se había peleado con sus primos Circulina Adicta, Circulón Deudadependiente y Circulenta Espiraldeviolencia, “viciosos” como él, a causa de su deseo irrefrenable de desprenderse, según él, de tan vergonzosa herencia.

No se extrañaron los que conocían bien a Circuloso, como su entrañable amiga pizpireta Circulasa Dietayoyó y su empalagosa vecina Circulanta Subvencionamé, que éste se lanzase a la aventura de conocer de cerca a esa hasta entonces desconocida clase de los “virtuosos”. Tirado para adelante como era, Circuloso se puso en camino siguiendo el mapa encontrado para conocer y comprender de cerca que le separaba de esos otros círculos y que podía hacer para parecerse a uno de ellos.

Por eso pensaba que si alcanzaba la tierra donde se encontraban los “virtuosos”, círculos causales como él, tal vez alcanzaría una existencia más digna que con sus hermanos y amigos “viciosos”.

Circuloso, dotado desde niño de una curiosidad innata, comprendió tempranamente que su vida habría sido más fácil de pertenecer a la rancia y aristocrática familia de la “Causalidad lineal”. Resultaba que en el mundo antiguo y aún hoy, esta familia seguía dominando amplias parcelas de la lógica, las matemáticas y hasta de la psicología, la medicina y como no las conversaciones de barra de bar sobre el fútbol y la política. El origen de tan influyente familia se remontaba al éxito de los pioneros en las ciencias físicas, cuando un objeto se lanzaba contra otro objeto provocando un desplazamiento del segundo objeto en el mismo sentido. Rara vez el objeto impactado “devolvía” el impacto al objeto impactante. Esta lógica tan fundamentada en la experiencia cotidiana de los hechos físicos y desde tiempos prehistóricos había conformado el cerebro de los hombres con lo que un sabio circular como Gregory Bateson llamaba “las leyes del mundo de las bolas de billar”.

Causalidad Lineal
Mientras caminaba en pos del conocimiento de la clase de los “virtuosos” con la esperanza de convertirse en uno de ellos, Circuloso meditaba para sí el gran éxito que supuso para la vieja aristocracia de la “Causalidad lineal” el haber dominado el pensamiento de los hombres con la enorme simplicidad de su poderoso argumento lineal: A es la causa de B que es la causa de C que a su vez es la causa de D, etc. etc.

Una relación causal se denomina “lineal” cuando una serie de proposiciones, decisiones o acciones no regresan -cerrando un círculo- a su punto de inicio, lo que implica que el resultado de algo que llamamos causa [una proposición, una decisión, una acción, etc.] nunca va a ejercer un efecto sobre su propio origen. Por lo tanto, no intervienen procesos de retroalimentación -positivos o negativos- y la secuencia de causas y efectos no retornan al punto de partida.

Circuloso sabía por sus padres y sobre todo por sus maestros, los sabios circulares, que esta manera de pensar era antigua, superada, pero aún así era un pensamiento que seguía pesando enormemente en las conversaciones cotidianas de los hombres y mujeres, entre los pueblos y las naciones. Se sabía que era el origen de muchos conflictos, polémicas estériles, espirales de violencia y guerras entre los hombres, pero era tal el embrujo, el encanto de su simplicidad que abandonarlo parecía una herejía. El argumento de todas las películas y novelas que Circuloso había visto y leído respectivamente eran lineales, algo que a nuestro amigo le parecía deseable porque hacia el mundo más simple y manejable, reducible y aislable a unos pocos objetos, las causas, cuyo descubrimiento era lo esencial.

Circuloso recordaba muy bien las enseñanzas de sus maestros cuando le advertían sobre las limitaciones del lenguaje y el tiempo para entender la “Causalidad circular”: “El lenguaje determina la forma en que percibimos el mundo. La estructura básica de la oración gramatical es: sujeto-verbo-objeto. Esta regla dificulta decir que a su vez el objeto hace una acción sobre el sujeto”. “Es fácil determinar las consecuencias de nuestras acciones cuando estas ocurren inmediatamente, pero cuando los efectos tardan tiempo en aparecer nos cuesta trabajo percibir la relación y pensamos que son hechos aislados. El tiempo nos dificulta ver la forma circular de los acontecimientos del mismo modo que el tamaño de la Tierra nos hace creer que es plana”.

Así, en el aristocrático reino de la “Causalidad lineal” era norma legal que los problemas tenían siempre una causa, una única y que en la mayoría de veces se encarnaba en un llamado “culpable” al que echar la culpa [la causa] de cualquier problema [el efecto]. Una de las actividades más populares entre las personas, empresas e instituciones de aquel reino lineal era la “búsqueda de culpables” a los problemas. Encontrado el culpable, la paz, la felicidad y la armonía llegaban al reino o eso era lo que parecía a decir de la propaganda oficial. Circuloso sabía por sus maestros circulares que en el pasado existió una ideología lineanazial que encontró la madre de todas las soluciones a los problemas: la “solución final”. Ésta era también conocida entre los maestros circulares como una clase especial de “solución clarificante”, una clase de soluciones que no solo eliminan el problema, sino también todo lo que está relacionado con él, una manera de pensar digna de enterrar para siempre entre los errores de la Humanidad.

Lo cierto es que todas las “soluciones clarificantes” no evitaban que los problemas continuaran después de ajusticiar [o eliminar en muchos casos] a la “causa culpable” pero astutamente se les cambiaba de nombre a los problemas para mantener la ficción de la presunta eficiencia de la forma de pensar dominante. Circuloso aún recordaba las palabras de sus maestros: “Se nos ha enseñado a buscar siempre quien tiene la culpa, pero bajo una mirada circular del mundo no tiene sentido buscar culpables porque de alguna forma todos los involucrados lo son”.

Ni que decir tiene que en los momentos de depresión, Circuloso lo habría dado todo por ser una línea causa-efecto y sanseacabó y no el eterno encadenamiento causa-efecto-causa y vuelta a empezar al que estaba sometido de nacimiento.

Causalidad Circular
Sin embargo sabía por sus maestros sabios circulares que le habían educado bien que las relaciones lineales son una simplificación de la realidad y que en ésta las relaciones causales se parecen más a un círculo que a una línea, esto es, que A es la causa de B que es la causa de C que a su vez es la causa de A. Así, la enseñanza de los sabios circulares proponía que cada elemento de un sistema debe ser estudiado en relación con la totalidad de la cual forma parte, esto hace que la explicación no sea lineal, sino que por el contrario pasa a ser circular, de ahí que se pueda afirmar con toda seguridad que A influye a B, que su vez vuelve a influir en A. De este modo no hay una causa única que produzca un determinado resultado.

Una relación causal “circular” expresa una recurrencia -al contrario que la estática y unidireccional relación causal “lineal”- como una secuencia dinámica y bidireccional de causa y efecto, donde el efecto “impregna” la causa primera, confirmándola o rectificándola respectivamente mediante procesos de retroalimentación positivos o negativos. Por lo tanto, a través de esta recurrencia, la causa inicial –en la progresión y dinámica del proceso- se ve afectada.

Según le contaron los sabios circulares, esta nueva forma de pensar no nació en los experimentos físicos y por tanto no venía avalada del pedigrí científico de la aristocrática familia de la “Causalidad lineal”. Por el contrario, la “Causalidad circular” tenía un origen algo bastardo, menos refinado y fruto de las primeras experiencias de intercambio comercial entre los hombres.

Se decía que el primer hombre que descubrió esta forma de pensar fue un pescador que se dio cuenta que al poner un precio al fruto de la pesca del día no siempre la vendía al precio que quería sino al precio que nacía [emergía según los sabios circulares] de la negociación [interacción según los sabios circulares] entre el vendedor y el comprador. De este modo el precio final de una mercancía no venía dado por un precio fijo e inmutable fijado [causado] por el vendedor sino por el resultado [efecto que vuelve a alimentar la causa] de un tira-y-afloja [negociación, interacción] entre personas en las que también intervenía la relación entre la cantidad ofertada [por los vendedores] y la demandada [por los compradores] así como la información no siempre conocida de esas variables por ambas partes [asimetría de la información, pero esa es otra historia].

El pescador sabía mucho de esto porque de no hacer caso a esta forma de pensar, si seguía pensando en líneas en lugar de círculos, se quedaría con el pescado sin vender y con el riesgo de pudrirse si mantenía el precio inicial [no su precio pero sí su valor a cero, pero esta es otra historia]. El precio de una mercancía no era pues el resultado de una línea [A causa B, es decir, el vendedor pone un precio] sino a un círculo [A causa B que causa C que causa A], es decir, el vendedor pone un precio [el precio es información, pero esa es otra historia] que afecta al comportamiento de los compradores y a su vez afecta al comportamiento del vendedor que a su vez modifica el precio hasta que encuentra un comprador dispuesto a pagar el nuevo precio y así sucesivamente en un proceso circular.

Causalidad circular en la venta ¿qué fue antes el vendedor o la venta?
Como le recordaban las sabias palabras de sus maestros circulares: “Una vez desencadenado este proceso circular, no existe ya un comienzo o un fin, sino un sistema interdependiente [acoplado] de influencia recíproca entre los factores que están en juego. De aquí nace al exigencia de estudiar el fenómeno [el sistema] en su globalidad, teniendo siempre presente que toda variable se expresa en función de su relación con las otras variables y el contexto situacional. Así, la causalidad circular suponía una superación del concepto de unidireccionalidad derivado de la causalidad lineal”.

Con estos pensamientos nuestro amigo Circuloso se adentró en la tierra de los círculos virtuosos. Al llegar a lo que parecía el centro de un ágora se encontró a una habitante de aquel lugar. Se cruzaron la mirada y rápidamente estalló en ellos la chispa del reconocimiento mutuo.

Circuloso se presentó con su nombre:

- Circuloso me llamo y son miembro de la clase de los círculos viciosos, familia que repudio y por eso he venido hasta aquí. ¿Cómo te llamas?.

- Virtulisa -Contestó su nueva amiga.

- ¿Cuál es tu apellido Virtulisa? -preguntó un inquieto Circuloso.

- Desarrollosostenible -dijo sin pestañear seguido de una pregunta dirigida a su nuevo amigo- ¿y el tuyo?.

Un amago de vergüenza asomó en el rostro de Circuloso que respondió con un hilillo de voz queda.

- Másdelomismo -contestó Circuloso bajando la mirada.

- ¿Sabes una cosa? -dijo haciéndose la misteriosa Virtulisa como queriendo aliviar el malestar de Circuloso- Nos parecemos más de lo que crees.

- Por eso he venido hasta aquí. Mira -Circuloso le enseñó el manuscrito que había encontrado en el “Bosque de las causalidades perdidas”.

- Estás en lo cierto -afirmó Virtulisa- somos descendientes del mismo ancestro llamado “Causalidad circular”.

- Sí, lo sé -respondió un Circuloso orgulloso de su estirpe, mientras continuaba justificando su viaje- yo lo que quiero es saber que nos distingue, porque viniendo del mismo patrón circular vosotros os llamáis “virtuosos” y los que somos como yo... esto... “viciosos” –bajando de nuevo la mirada esperando una respuesta piadosa de Virtulisa.

- No tengo todas las respuestas, pero sé que nosotros, los círculos virtuosos tenemos como misión reforzar lo que de bueno tienen los sistemas que habitamos para hacerlos más fuertes, autónomos y libres, mientras que vosotros tenéis como misión debilitar los sistemas en los que estáis para hacerlos más débiles, dependientes y adictos. Eso es lo que me dijeron mis sabios circulares. Por eso mi misión es fomentar el desarrollo sostenible en el tiempo, algo por cierto diferente al concepto vigente de crecimiento -recitó de carrerilla Virtulisa con mucha facilidad de palabra.

- No lo entiendo muy bien -dijo Circuloso- porque como Másdelomismo que me apellido también hago crecer los sistemas y eso, crecer no es malo en sí mismo.

- Vale, pero hay una diferencia importante sentenció Virtulisa. Como mi apellido, me dedico a fomentar círculos virtuosos que propaguen el desarrollo sostenible en el tiempo de los sistemas. Así el crecimiento es una noción cuantitativa y asociada a lo físico y tangible, mientras que desarrollo es cualitativa y asociada al incremento de capacidades, no siempre tangibles, de modo que ambos conceptos no significan lo mismo y no tienen porque darse simultáneamente, y por ponerte un ejemplo: un cementerio de coches o un vertedero de basuras crecen pero no se desarrollan; una persona que amplía su conocimiento de otras lenguas o una comunidad humana que se hace más eficiente en el consumo de recursos y en el uso de energías renovables, se desarrollan pero no necesariamente crecen. Como decía la sabia circular Donella Meadows, que “pese a existir límites al crecimiento en este planeta finito, no tiene por qué haber límites al desarrollo”. Así, como círculo virtuoso que soy me ocupo que los sistemas en los que intervengo crezcan, si quieres llamarlo así, en capacidad para que sepan administrar sabiamente sus recursos mentales, personales, naturales, económicos, etc. para hacerlos más libres e independientes. Esa es mi meta –terminó Virtulisa mirando fijamente a Circuloso como esperando un contraataque.

Ejemplo de círculo virtuoso
Un embelesado Circuloso miraba extasiado la sabiduría de Virtulisa y sintiendo que una neurona se había iluminado en su interior se preguntaba qué podría hacer para salir de la jaula del falso desarrollo del “Más de lo mismo” en la que había encerrado a muchos sistemas y a él mismo en su íntimo deseo de ser un círculo virtuoso. Finalmente se lanzó a tumba abierta.

- Virtulisa, muchas gracias, ahora por fin entiendo lo que nos separa, tienes razón, mi meta no es contribuir a que los sistemas donde intervengo sean más libres sino más dependientes, para hacerles adictos a presuntas soluciones que finalmente terminan por debilitar al sistema en vez de fortalecerlo. Virtulisa, no quiero andar con rodeos ¿crees que podré convertirme en un círculo virtuoso como los de vuestra clase?.

Ejemplo de círculo vicioso
- No lo sé -contestó sinceramente Virtulisa- pero sé quién puede responderte a esa pregunta: el maestro Proalimentadorix.

- ¿Pro...qué? -respondió un confundido Circuloso-.

- P r o a l i m e n t a d o r i x -repitió pausadamente Virtulisa.

- Ahhhh... ya lo pillo, mis maestros circulares me hablaron una vez de ese tipo de sabios “Proalimentadores” cuya especialidad era el estudio de la afectación del futuro en los sistemas, pero creo que son cuentos chinos sin base científica, ¿no me llevarás delante de un echador de cartas verdad Virtu? -dijo un Circuloso que comenzaba a tratar familiarmente a su nueva amiga.

- No Circuloso, Proalimentadorix no adivina el futuro, pero es el único sabio circular que conozco que puede ayudarte a transformar tu presente usando tu futuro deseado como palanca de cambio. Le replicó ella sonriendo a un pasmado Circuloso que asintió ante su mirada cómplice y juntos de la mano se fueron a la casa del maestro Proalimentadorix.

- Buenos días maestro... [continuará].

7 comentarios:

Anónimo dijo...

que gran trabajo... espero ansiosamente la segunda parte!! excelente articulo, felicitaciones!

Anónimo dijo...

¡¡ Genial !!
Hace un tiempo buscaba algo parecido, riguroso y bien explicado.
Me será muy útil para una tesina sobre drogodependencias.
¿Segunda parte pronto?.
Juan A.

Anónimo dijo...

Ansioso por ver la segunda parte. Desde mi 'viciosidad' cotidiana necesito de lecciones magistrales.

Antoni.

Maximiliano dijo...

me gusta mucho lo que se escribe por este blog! felicidades, gran pensante y didacta el autor.

Saludos

Mercedes Thepinkant dijo...

Me encanta el modo en que está expresado. No hace falta complicarse con grandes explicaciones para entender como funcionamos. Este cuento se puede aplicar a infinidad de temas...
Gracias,

Mercedes Thepinkant
http://thepinkant.blogspot.com/

tarony dijo...

Me gustó tu cuento sistémico. Estaré a la expectativa para leer la segunda parte. Es sin duda un gran artículo para quienes estudian la dinámica de sistemas.
Buen trabajo.

José Monzó Marco dijo...

Muchas gracias. Me alegran estos comentarios tan favorables. La segunda parte ya está disponible, así como el cuento completo en Descarga del cuento sistémico de verano completo [pdf]. Aunque al final salió más extendido de lo previsto, espero que valga la pena. Gracias